Las crónicas históricas podrían pintar imágenes de hombres rudos y de piel curtidas desembarcando en aquellas costas pedregosas y agrestes, ingleses u holandeses tal vez buscando agua dulce, o animales con que llenar sus bodegas, buscando sitios estratégicos de reposo o de ataque a los barcos de la marina española o francesa. Historias fantásticas, historias verdaderas, historias dolorosas y arriesgadas.
Siglos después, podríamos imaginar algún tipo de desembarco de hombres o mujeres con maletines y ordenadores, con contratos y dinero a la orden para someter a las personas, la naturaleza y el paisaje en alguna paradisíaca isla fácilmente reconocida en los folletos de las agencias de viajes en cualquier ciudad del mundo.
Estas primeras líneas pretenden llevarnos inicialmente a escenarios similares a pesar de los siglos que separan cada una de estas descripciones, pero sobre todo tratan de contextualizar prácticas similares en su esencia respecto a ciertos tipos de prácticas de piratería, abordaje, intimidación, secuestro, rescates y tesoros repartidos. No son pocos los ejemplos que podríamos citar con el desembarco de la industria turística en tantas y tantas islas en búsqueda de tesoros, víveres, saberes, culturas, paisajes. Cuando la industria secuestra lo fantástico, y vende fantasías, cuando equipara el valor del dinero con el valor de la cultura, cuando consume más de lo que se puede producir en esos espacios y deja no solo sus banquetes, ademas sus restos y su basura.
No pretendo que este sea un artículo de denuncia social ni apuntar con el dedo a una u otra empresa, si pretendo hacer un ejercicio de auto cuestionamiento y ojala sirva de estimulo para los lectores, para indagar un poco mas allá de lo que los anuncios nos dicen que podemos ver y conocer, lo que podemos hacer y lo que nos invitan a preguntar o fotografiar cuando viajamos. El turismo es una actividad que busca la producción de riqueza para unos, material para otros espiritual, de conocimiento o vivencias, unos viajan y se divierten, otros buscan los destinos, los negocios o las rutas, es la oportunidad para que todos los actores puedan beneficiarse. Si miramos bien nos daremos cuenta que se pueden encontrar tesoros en todos lados, viajar te permite ir en busca de estos, alcanzarlos, retenerlos, adquirirlos o mirarlos, todo es posible si te permites agarrar tu equipaje y salir de casa, sin embargo podríamos hacer mucho si intentamos tomarnos cinco minutos para pensar que ruta tomar, ojala para no toparnos en este inmenso océano de oportunidades, con los piratas modernos que hacen del turismo y su industria, un nuevo botín por quien jugar con la libertad de los demás.
Jop, me acabas de recordar lo que está pasando con Tarifa estos días 😦 Supongo que ya sabes: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/05/29/andalucia/1338290195_269377.html a la hoguera todos esos piratas de maletín y ordenador!!
Es realmente terrible que a estas alturas aún se sigan haciendo semejantes barbaridades… los piratas de antes eran más ecológicos
Muy buena reflexión! Ojalá ayude a que algunas personas reflexionen y piensen un poco más en el futuro…Enhorabuena por este análisis, espero leer pronto más reflexiones de este tipo.
Un abrazo
Gaby
gracias @siemprehaciaeloeste por vuestra fidelidad! perdonar por este tiempo sin noticias, pero muy breve novedades!!